19 Cosas Bacanes Que Me Han Pasado

A la hora de escribir me suelo enfocar en desmenuzar, analizar y criticar cosas. Como en general no escribo cosas alegres decidí que para el primer post del año iba a publicar algo un poquito más feliz.

Así que aquí traigo una lista de 19 cosas bacanes que me han pasado en el último tiempo, sólo porque sí.

(Originalmente iba a ser una lista sobre las cosas difíciles que he aprendido a palos, pero ya habrá tiempo durante el año para otras entradas un poco más grises).

Entonces, cosas bacanes que me han pasado:

 

1. Venirme a vivir a Viña: simplemente me cambió la vida. Para mí Viña tiene el balance entre vida de ciudad y tranquilidad que yo necesito, aparte la U me queda a 10′ en micro, maravilloso.

 

2. Entender mi propia forma de aprender: esto es relativo a los estudios y me costó harto, pero logré finalmente entender cómo tengo que estudiar. En mi proceso personal de aprendizaje, se me hace necesario que me interese lo que sea que esté estudiando. Una vez que logro eso, avanzar con la materia se me hace mucho menos tedioso.

 

3. Usar mi personalidad obsesiva a mi favor: sobre esto podría escribir un post completo, pero básicamente me di cuenta de mis rasgos obsesivos y perfeccionistas (y de cómo a veces me hacían pasarlo re-mal). Después de harto trabajo, di con la forma de usarlos a mi favor… la mayor parte del tiempo.

 

4. No tomarme todo tan en serio.

 

5. Tener hámsters… ¿tengo que explicar esto?

 

6. Dejar de encasillarme en etiquetas: cuando una dice “soy enojona”, “soy floja”, “tengo poca fuerza de voluntad”, se vuelve súper fácil empezar a comportarse así. He aprendido con el paso del tiempo a no encasillarme con adjetivos (o adverbios jiji) que no necesariamente representan lo que soy. Esto también me ha ayudado a atreverme a probar cosas nuevas, no más “bailo mal” o “no tengo talento para eso”.

 

7. Decir lo que me pasa y lo que pienso, claro que entendiendo las consecuencias: por tanto tiempo me guardé las cosas que me molestaban. Situaciones, actitudes, etc. Cuando estás tan acostumbrada a ser “dócil” es difícil cambiarlo de un día para otro, sobretodo porque algunas personas cerca tuyo no se esperan que de repente dejes de quedarte callada, que contestes de vuelta o que te defiendas. A pesar de la incomodidad, definitivamente vale la pena empezar a hablar.

 

7. Cómprame un caño (de los metálicos, claro).

 

8. Que me dieran de alta: después de más o menos tres años de trabajo con mi amada psicóloga, llegamos a la conclusión de que ya aprendí lo que tengo que aprender y de que tengo las herramientas necesarias para enfrentarme a las dificultades de la vida… siempre entendiendo que si eventualmente necesito volver, eso no va a tener nada de malo.

 

9. Aprender a salir de ahí: sin entrar en mayores detalles, a veces cuando algo simplemente no te hace feliz, hay que salir. Punto.

 

10. ¡Pasar todos los putos ramos!

 

11. IFMSA IFMSA IFMSA IFMSA… (es una federación de estudiantes de medicina, participar en ella se ha transformado en parte muy importante de mi vida).

 

12. Dejar de usar mis antiguos trastornos como determinantes en mis relaciones: tiene mucho que ver con el punto 6. Pero aquí me refiero específicamente a los problemas que he tenido anteriormente. No dejo ni que mi antiguo TAG, ni mi trastorno alimenticio me definan a la hora de conocer o relacionarme con personas.

 

13. No rendirme: otra vez hablo de los estudios, muchas veces aunque lo creamos, la causa todavía no está perdida, y pelear hasta el final puede literalmente definir si pasamos o no un ramo.

 

14. HACERLE. CASO. A. MI. GUATITA.

 

15. Volver a confiar en mis capacidades: después de haber reprobado varios ramos el año 2017, se me hizo bastante difícil el volver a confiar en mis capacidades para estudiar, sobretodo en una carrera tan demandante como es la que escogí. Fue un proceso complicado pero finalmente logré romper el “bloqueo”. Claramente estas cosas no se superan de un día para otro y voy a seguir trabajando para superarme en este aspecto.

 

16. Hacerme cargo: creo que el año que pasó, fue en el que finalmente fui capaz de hacerme cargo de mis problemas y ser un agente activo a la hora de solucionarlos. En algún momento hay que enfrentar la responsabilidad de nuestras acciones y de la ausencia de ellas. Es difícil e incómodo porque entonces aceptamos el hecho de que nos hemos equivocado y que probablemente lo volvamos a hacer. También aceptamos el hecho de que nuestras vidas son nuestra responsabilidad y de que el camino que escojamos simplemente no le va a gustar a todos, incluso hay personas que vamos perdiendo en el proceso. Pero al menos para mí, estar contenta con la persona que soy y con la vida que estoy viviendo, vale el precio.

 

18. Reconocer la toxicidad: esto es difícil. Muy, muy difícil. Reconocer situaciones, ambientes y persona tóxicas es algo tremendamente difícil porque muchas veces ni siquiera queremos darnos cuenta (porque en general con la toxicidad no hay vuelta atrás). Mi 2018 fue DRAMA, pero lo agradezco porque ahora se me hace mucho más fácil saber reconocer señales de alerta y saber qué hacer con ella.

 

19. Gente filete seitán: el año que pasó pude conocer a mucha gente bacán, hermosa, maravillosa. UF. MUCHA. Si usted es una de ellas lo sabrá al leer esto (porque probablemente ya se lo he dicho en momentos emotivos, o borracha). Por hacer mi 2018 un año bacán, gracias totales. 

 



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