Mi Rollo

¡Holaaaaaaaa!

Este post lo publiqué originalmente hace mucho tiempo (2017) pero creo que resume bastante bien mi experiencia personal con los trastornos alimenticios.

Algunas cosas están desactualizadas y quizás con el tiempo he cambiado un poco mi manera de pensar sobre algunos temas pero decidí dejarlo tal cual, sin editar, porque me parece interesante también ver la diferencia entre lo que escribía antes y lo que escribo ahora.

Sin mucho más que agregar… ¡Enjoy!

(Supongo)


Creo que empecé a escribir este blog con el pie izquierdo. Publiqué en enero y después nunca más hasta ahora que volví motiva3, compartiendo recetas y tips de cosas sin nunca haber contado cómo llegué a esto, de decidir hacer público mi blog (y a asumir que me encanta escribir y que lean lo que hago).

Así que hoy voy a hablar de un tema súper personal, voy a contar a muy grandes rasgos, algunas de las cosas que me han hecho tomar el camino que sigo hoy con respecto a lo que son el bienestar y la salud: voy a hablar de mi rollo.

(Así que va a ser un post larguito y densito)

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Varias cosas aquí pueden ser temas sensibles, así que si te complica todo lo relacionado con trastornos alimenticios y/o mentales ten ojo. Igual voy a tratar de dejar fuera la mayor cantidad de detalles innecesarios posibles, porque no ayudan mucho que digamos, sólo sirven para alimentar el morbo y glorificar comportamientos autodestructivos.

Si me conoces en persona puede que sepas que estoy luchando contra un trastorno alimenticio desde hace bastante tiempo, como habrían dicho en mi colegio católico, “es mi cruz”. No es mi carta de presentación, pero no lo ando ocultando.

Mi historia no es de esas que empiezan con un hecho traumático. No hubo un antes y un después. No me humillaron, no me hicieron bullying, no fue por un corazón roto.

Me fui enfermando de a poco, lentamente mi trastorno alimenticio se transformó en mi modo de evasión a mis problemas. Cuando tenía 14 años y empecé a meterme en este mundito nunca imaginé que iba a llegar a los 22, sin aún poder salir.

Los blogs pro ana sólo fueron el gatillo para mí. Pero incluso sin ellos probablemente igual habría desarrollado un TCA. El verdadero peligro está en lo romántico que hacen ver a los trastornos alimenticios. Los enmascaran como un “estilo de vida”, como si fuera una decisión enfermarse.

Hacen que no comer sea poético, que se te salgan las costillas sea lo ideal, y que andarte desmayando sea algo frágil y femenino.

Y hacen que quieras ser parte del clan, que quieras tener tu propio blog pro ana (así es como empecé con los blogs). Hacen que quieras ser como ellas, tener esa fuerza de voluntad inquebrantable. Te hacen querer decidir unirte.

Pero tener un trastorno alimenticio nunca es una decisión.

Aunque entrar en blogs pro ana fue algo que yo escogí, enfermarme no lo fue. Mis brotes de anorexia no fueron momentos de “mucha fuerza de voluntad” ni mis brotes de atracones fueron momentos de “descuido y flojera”. Ni lo primero es admirable ni lo segundo es reprochable, ambas cosas son síntomas de una enfermedad y no hay nada de índole moral que juzgar en ellos.

Y yo estuve muy enferma. Y si te dijera que estoy 100% recuperada, estaría mintiendo, porque así como la enfermedad se desarrolla de a poco, la recuperación también es un proceso, y es bastante lento.

Pero haber tenido que pasar por eso me ha enseñado muchas cosas. He aprendido a tener una visión crítica sobre cómo se muestra el bienestar en nuestra sociedad, sobre cómo lo ligan obligatoriamente con el peso, sobre los estándares inalcanzables de belleza, sobre todas las modas (y mentiras) que circulan por los medios con tal de vender productos y personas.

Porque los publicistas saben que como están planteadas las cosas hoy en día, han hecho a una población femenina muy discorfome con su cuerpo, por lo tanto cualquier cosa que sea capaz de alterarlo para alcanzar los estándares de moda, vende.

Al final está todo ligado.

(Y no puedo escribir de esto sin enojarme jeje)

Y esto es lo que me lleva a “mi pará” actual: el balance.

Suena lindo, pero es difícil de encontrar, ni siquiera estoy segura de cómo se ve porque en cada persona luce distinto. Porque mi balance no necesariamente es igual al tuyo, ni al de tu mejor amigx.

¿Me considero una persona balanceada?

Ay diosito, ojalá.

Pero no. Me falta un montón todavía, sobretodo en la parte mental de la alimentación, el deporte y el bienestar. Sería muy fácil para mí decirte por este medio que soy un ejemplo de equilibrio y salud, taparte a fotos bonitas mientras a escondidas me como 40 galletas de avena de una compañera de curso (Hola Maddie!) y después hago ejercicio toda la noche para quemar las calorías que comí.

Obviamente estoy exagerando, pero lo que quiero decir es que nica soy un ejemplo de equilibrio, y no creo que sea sano imitar a alguien intentando alcanzarlo. No creo que nadie tenga la última palabra respecto a lo que “se puede” y “no se puede” hacer.

Creo que cada uno tiene que construir su propio balance, porque para cada persona la salud y el bienestar son diferentes, y no sacamos nada haciendo que nuestro equilibrio se vea como el de Kylie Jenner, o Kayla Itsines. Por lo tanto tampoco tiene ningún sentido andarnos comparando.

Porque además el bienestar no es una competencia.

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Y si crees que es una competencia, estás muy mal enfocadx (y créeme, lo sé porque he estado mal enfocada, y conozco las consecuencias de llegar lejos por una “competencia” que no tiene fin).

RESUMEN: Busca lo que te sirve a ti, en cuanto a alimentación y deporte. No seas inflexible, no te tortures. Si quieres hacer deporte disfrútalo, si no quieres no hagas. No te compares, busca tu propio camino. Y si no estás ni ahí con lo que estoy diciendo no tienes porqué chucha hacerme caso porque cada unx es libre de hacer lo que quiera con su cuerpo, ser de la forma que somos no tiene ninguna carga moral, “you do you”.


Eeen fin. Como lo preví, el post me salió largo y denso, pero necesitaba exteriorizarlo. Espero que sea de tu agrado, y si no, puedes dejarme preguntas, comentarios, acusaciones y reclamos aquí abajito.

La semana que pasó fue asquerosa así que no pude escribir mucho, pero espero poder aplicarme más ahora que se vienen días más relajados.

Saluditos, abracitos, besitos de hámster,

Pol

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