Ser Alien: Sumergirte En Otro País

¡Hola!

Primero que todo gracias por leerme. Honestamente nunca pensé que tanta gente fuera a leer mi último post ni menos comentar. Estoy súper contenta y prometo que seguiré trayendo cositas entretenidas para leer.

Como había dicho en una publicación anterior, me interesa escribir no sólo temas súper-serios-mega-reflexivos sino que también cosas más livianas. Quiero que haya un poco de todo en este blog 😊.

Por eso en este post voy a contar un poco lo que es para mí ser alien en otro país y porqué es mi forma favorita de viajar.


Me llama mucho la atención la gente que conoce muchos países en poco tiempo porque para mí es una forma muy ajena de viajar. Pasar tres días en un país para quedarse una semana en otro y así sucesivamente hasta conocer zonas completas de ciertos continentes es algo que admiro, pero que no es para mí.

Nunca me he sentido atraída por la idea de pasar por cada país del mundo, ni siquiera de un continente completo. En mi feed de Instagram (casi) no me aparecen cuentas de viajeros y “recorrer toda Europa” no me quita el sueño.

Los tours que recorren todo un grupo de países en días o semanas no son algo que escogería como primera opción.

Soy un poco más… ¿Apegada?

¿Romántica? Jaja.

A mí en lo personal (y probablemente por mis experiencias de vida) me gusta ir a un lugar específico y quedarme ahí por un tiempo más prolongado. Si tuviera que escoger entre recorrer gran parte de un continente en un mes, o usar ese mismo tiempo en conocer exclusivamente una cultura, escogería la segunda opción.

Me gusta sentirme como un alien echando raíces.

Me gusta la experiencia de llegar a un lugar súper perdida y desenchufada, y de a poquito comenzar a entender la cultura, los hábitos, el idioma. Me gustan las anécdotas relativas a este “estar desenchufada”, las historias de haberme perdido, de haber ido en sentido contrario por diez estaciones de metro (me pasó en París, aunque en Chile también me ha pasado jeje). De haber intentado hablar con alguien y que no me entendieran o de haber fingido que entendí.

Y después el lograr sentirme un poco en casa. Un poco adaptada. Un poco enchufada… y tener que volver.

Esta sensación de alien es algo que conocí cuando tenía doce años gracias a dos experiencias que me marcaron enormemente.

Si no me conoces más o menos desde mis años de colegio probablemente no sepas que a esa edad viajé a Estados Unidos y después a Canadá con mi mamá para aprender inglés, la verdad es que fue hace tanto tiempo que ya ni hablo de eso.

(Mis fotos de estos tiempos son muy malas – esto es West Vancouver).

A ella su trabajo la mandó a estudiar inglés pero ante la idea de no vernos durante tantas semanas, prefirió llevarme. Y así un par de despistadas (de verdad, entre mi mamá y yo no sé quién es peor 🤣) terminaron pasando tres meses en el extranjero.

Aunque habíamos ido a Estados Unidos un año antes por unas dos semanas (donde me sentí bastante alien) esa sensación de empezar a conectarme de a poco con un idioma y una cultura, la conocí realmente en esta otra ocasión.

Ambos viajes duraron 6 semanas, ambos fueron cursos de inglés con homestay en Denver y Vancouver respectivamente. Los recuerdo con muchísimo cariño.

Tenemos un montón de anécdotas de estos viajes porque para ambas eran experiencias muy muy nuevas. No cachábamos nada.

Nos perdimos más de una vez, con bastante frecuencia tuvimos que pedir ayuda en inglés sin hablarlo bien todavía. Una vez casi nos morimos comiendo comida mexicana (estaba muy muy picante).

(Nosotras en Denver, es la única foto que encontré)

Mini resumen del viaje a Denver:

  • Fuimos en el verano de allá por lo que nos asamos un poco.
  • Tomamos clases en un instituto de idiomas para adultos y adultos jóvenes (yo tenia 12 años así que en realidad no hice muchos amigos que digamos – de hecho pasé casi todas mis tardes viendo Naruto en una sala de computación).
  • Me topé con gente de muchos países distintos en el instituto, como nunca antes en mi vida. Por primera vez me relacioné con personas de nacionalidades muy diversas en un mismo lugar.
  • Conocimos Boulder, el parque de las Rocky Mountains y otras atracciones como algunos outlets, malls y un parque acuático.
  • En este viaje me gustaba mucho ir a Barnes And Noble (una librería) porque tenía una cafetería bonita con un “logo de sirena verde” que por ese entonces todavía no llegaba a Chile.

(Pensativax en Canadax)

Mini resumen del viaje a Vancouver:

  • Fuimos en el verano de acá por lo que nos congelamos bastante.
  • Tomamos clases en un instituto orientado más bien a adolescentes y a adultos jóvenes (menos amigos tuve).
  • Fuimos a Whistler y a otras montañas cercanas a esquiar. Dimos muchísimo jugo intentándolo porque era nuestra primera experiencia.
  • ¡Conocí la nieve! Hasta ese punto de mi vida nunca había visto la nieve en persona. Y ahora que lo pienso, no la he vuelto a ver.
  • Hice mucho patinaje sobre hielo. Siempre me dolió no poder continuar practicando ese deporte en Chile…
  • No nos queríamos devolver. Nos enamoramos de Canadá, de la familia que nos recibió y en general lo pasamos muy bien.

Ambos viajes tuvieron en común que no nos enfocamos (casi para nada) en las atracciones turísticas de esas ciudades, sino que pudimos vivir algo similar a la rutina de quienes viven allá. Tuvimos la experiencia de pasar tiempo con las familias que nos recibieron, movilizarnos en transporte público, adecuarnos un poco al estilo de vida estadounidense/canadiense, etc.

Empezamos como dos aliens despistadísimas pero terminamos ambas mejorando mucho nuestro inglés y conectadas en general con el estilo de vida que conocimos.

La experiencia de aprender un idioma viviéndolo me marcó muchísimo. Asociar un el aprender el funcionamiento de un lenguaje a un lugar tiene una magia especial para mí. Por eso lo repliqué cuando fui a Francia por dos meses (2014) para aprender Francés.

Y con estas tres experiencias previas en mente decidí que si podía viajar a Corea bajo estos mismos términos, a toda costa lo haría. Afortunadamente se dieron las circunstancias y ya tengo mis pasajes comprados y mis reservas listas para pasar dos meses y medio en Seoul. Y al igual que en mis otros viajes, voy a tomar un curso del idioma.

Creo que las palabras no bastan para describir lo emocionada que estoy 😃 me cuesta mucho no contar los días que me quedan para irme.

Mi amor por el idioma coreano es enorme y lo poco que conozco de la cultura me interesa muchísimo. Si pudiera diría que me encanta la cultura coreana pero siento que no sé lo suficiente todavía para poder afirmar algo así. Espero poder decirlo a mi regreso 😊.

Queda un poco menos de dos meses para mi viaje, así que estos días me los paso básicamente fantaseando sobre mi viaje (bueno, además de estar haciendo todo lo que tengo que hacer). A pesar de eso estoy intentando liberarme de las expectativas ¡Que a veces pueden pesar tanto!

Quiero sentirme sorprendida con lo que voy a vivir.

Quiero sumergirme en este idioma y cultura tan distintos.

Quiero aprender el idioma coreano viviéndolo.

Mientras espero el tiempito que va quedando seguiré estudiando para que cuando esté allá, pueda enchufarme lo más posible 😌 화이팅!

Y van quedando un mes, veinticuatro días…


¡Eso es todo por hoy! Es un post muuucho más liviano que el anterior pero escrito (también) con muchísimo cariño.

¿Y tú? ¿Cómo preferirías viajar? ¿Muchos lugares en poco tiempo o pocos lugares en mucho tiempo? ¡Cuéntame en los comentarios!



Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *